El consumidor puertorriqueño es el más afectado cuando existe una práctica injusta, engañosa e ilegal al mercadear la carne de pollo o sus derivados en violación a lo que se establece en este capítulo. Es la salud de nuestro pueblo la que puede estar en riesgo de verse afectada ante la práctica inescrupulosa de congelar y descongelar pollo, con el propósito de hacerle creer al consumidor que es carne fresca, ya sea mediante su rotulación, promoción o por la mera apariencia. Por lo anterior, el Departamento deberá garantizar la participación activa y directa de los propios consumidores como vigilantes asiduos en la fiscalización del mercado, proveyéndole los medios necesarios y directos para facilitarle la tramitación y radicación de acusaciones, denuncias, querellas o quejas a través del Departamento de Asuntos del Consumidor, de la Policía de Puerto Rico o de la Secretaría Auxiliar de Asuntos Monopolísticos del Departamento de Justicia.